Los padres y el misterio de la muerte
Quiebra ese aire un hombre joven, acercándose al viejo:
-¡Por fin, padre! Vámonos. Siento haberle tenido esperando, pero ese director…
El viejo le mira: «¡Pobre chico! Siempre con prisa, siempre disculpándose… ¡Y pensar
que es hijo mío!».
6-Un momento… ¿Qué es eso?
-¿Eso? Los Esposos. Un sarcófago etrusco.
-¿Sarcófago? ¿Una caja para muertos?
-Sí… Pero vámonos.
-¿Les enterraban ahí dentro? ¿En eso como un diván?
-Un triclinio. Los etruscos comían tendidos, como en Roma. Y no les enterraban,
propiamente. Depositaban los sarcófagos en una cripta cerrada, pintada por dentro como
una casa.
-¿Como el panteón de los marqueses Malfarti, allá en Roccasera?
-Lo mismo… Pero Andrea se lo explicará mejor. Yo no soy arqueólogo.
-¿Tu mujer?… Bueno, le preguntaré.
El hijo mira a su padre con asombro. «¿Tanto interés tiene?» Vuelve a consultar el reloj.
-Milán queda lejos, padre… Por favor.
El viejo se alza lentamente del banco, sin apartar los ojos de la pareja.
-¡Les enterraban comiendo! -murmura admirado… Al fin, a regañadientes, sigue a su
hijo.
José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca
Constitución
La Nación Española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
- Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las Leyes conforme a un orden económico y social justo.
- Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la Ley como expresión de la voluntad popular.
- Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
- Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
- Establecer una sociedad democrática avanzada, y
- Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.
En consecuencia, las Cortes aprueban y el pueblo español ratifica la siguiente CONSTITUCIÓN
Memoria cruel
Mejor en tu recuerdo, sí, así es como suele ser -dijo Anthony con voz tranquilizadora-. La memoria es una artista extraña, redibuja los colores de la vida, borra lo mediocre y sólo converva los trazos más hermosos, las curvas más conmovedoras.
Las cosas que no nos dijimos, Marc Levy
(Aclaro que el título del post es mío. Lo que me ha provocado leer algo semejante. Si la memoria fuera selección, no agradecida ni purificada, sería una crueldad enorme tener que vivir con ella. Prefiero que recuerde lo que pueda, aunque no sea mucho. Pero que lo que muestre al menos sea cierto. Ya veré qué hago yo después con el recuerdo, y cómo me las apaño con lo vivido. Sea como fuere, que no me mienta.)
Recordando más
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros”
Rayuela, Cortázar