Los padres y el misterio de la muerte
Quiebra ese aire un hombre joven, acercándose al viejo:
-¡Por fin, padre! Vámonos. Siento haberle tenido esperando, pero ese director…
El viejo le mira: «¡Pobre chico! Siempre con prisa, siempre disculpándose… ¡Y pensar
que es hijo mío!».
6-Un momento… ¿Qué es eso?
-¿Eso? Los Esposos. Un sarcófago etrusco.
-¿Sarcófago? ¿Una caja para muertos?
-Sí… Pero vámonos.
-¿Les enterraban ahí dentro? ¿En eso como un diván?
-Un triclinio. Los etruscos comían tendidos, como en Roma. Y no les enterraban,
propiamente. Depositaban los sarcófagos en una cripta cerrada, pintada por dentro como
una casa.
-¿Como el panteón de los marqueses Malfarti, allá en Roccasera?
-Lo mismo… Pero Andrea se lo explicará mejor. Yo no soy arqueólogo.
-¿Tu mujer?… Bueno, le preguntaré.
El hijo mira a su padre con asombro. «¿Tanto interés tiene?» Vuelve a consultar el reloj.
-Milán queda lejos, padre… Por favor.
El viejo se alza lentamente del banco, sin apartar los ojos de la pareja.
-¡Les enterraban comiendo! -murmura admirado… Al fin, a regañadientes, sigue a su
hijo.
José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca
yo quiero ser
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
[…]
Miguel Hernéndez, «Elegía a Ramón Sijé»
Los viajes y el viaje eterno
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
Kavafis
la vida va en serio
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
–como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma