Miedo
Miedo
Mil veces he intentado
decirte que te quiero,
mas la ardorosa confesión, mi vida,
se ha vuelto de los labios a mi pecho.
¿Por qué, niña? Lo ignoro,
¿Por qué? Yo no lo entiendo,
Son blandas tu sonrisa y tu mirada,
dulce es tu voz, y al escucharla tiemblo.
Ni al verte estoy tranquilo,
ni al hablarte sereno,
busco frases de amor y nos la hallo.
No sé si he de ofenderte y tengo miedo.
[…]
José Manuel Caballero Bonald
la perversión de la crueldad
La restauración iba bien pero al inspeccionar las obras con sus gafas de aumento miró por casualidad su imagen de cerca. Se sobresaltó. Reculó, parpadeó, se tragó una buena cantidad de vino y volvió a mirar.
El rostro en la pared seguía siendo el suyo pero pervertido. Sus mejillas eran gordas y porcinas, su sonrisa una mueca depravada. Tenía un aspecto de suprema malignidad. Inquieto rodeó el tanque para inspeccionar los demás castillos. Cada uno era diferente, pero en el fondo era lo mismo.
Los naranjas se habían ahorrado los pequeños detalles pero el resultado seguía siendo monstruoso aborrecible: una boca brutal y unos ojos carentes de inteligencia. Los rojos le habían dotado de una sonrisa satánica, crispada. Las comisuras de los labios caían en un gesto extraño, desagradable. Los blancos, sus favoritos, habían tallado un cruel dios idiota.
George R. R. Martin, Los reyes de la arena
Miedo a tomar una postura firme
Hay un miedo especial a tener que adoptar una postra firme para mantener las propias ideas, expresar la necesidades o sentimientos, reclamar los derechos. Es la timidez de la víctima, que tiene muchas variaciones. Rechazar algo a alguien, reclamar una deuda, expresar el desacuerdo, protestar ante un comerciante. Un caso muy frecuente es el «miedo a decir no». Las personas que lo sienten son presa fácil de vendedores, a los que no se atreven a desairar. Por ello prefieren comprar en supermercados o grandes almacenes, donde pueden mirar sin ser acosados por un empleado.
Anatomía del miedo, José Antonio Marina